“No hay prioridad mayor que garantizar la sostenibilidad de las políticas públicas que, en los próximos años, nos conduzcan finalmente a derrotar el hambre y la miseria en nuestra región”, dijo Solís en la apertura del foro.
La tercera cumbre latinoamericana arrancó en el centro ferial Pedregal, 15 kilómetros al oeste de San José, con la presencia de 21 jefes de Estado, además de altos representantes de los otros 12 países miembros.
Solís llamó a la comunidad internacional a reconocer las necesidades específicas de desarrollo de los llamados “países de renta media”, debido a que bajo ese calificativo solo se atienden aspectos macroeconómicos.
En la apertura de la cumbre, Solís pidió a la CELAC unirse para poner en marcha los mecanismos locales e internacionales “necesarios para satisfacer las necesidades básicas insatisfechas de las poblaciones más vulnerables”.
Además en “promover las estrategias públicas y privadas de generación de empleo productivo, de inversión en educación, salud y vivienda sin las cuales cualquier esfuerzo por superar la pobreza resultará vano o, en todo caso, insuficiente”.
Solís, quien el jueves al final de la cumbre entregará a su homólogo de Ecuador, Rafael Correa, la presidencia Pro Tempore de la CELAC, señaló que el organismo debe consolidar su relación con otros bloques y países estratégicos.
La reunión inició con advertencias de la Comisión Económica de para América Latina y el Caribe (CEPAL) que la débil economía mundial amenaza con revertir los magros logros alcanzados en el combate a la pobreza y extrema pobreza en los últimos años.
“Hay un contexto de muy leve recuperación mundial y una tendencia a la baja de las materias primas”, indicó la secretaría ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena, en referencia a que América Latina apenas creció 1.1 por ciento en 2014 con un previsto 2.0 por ciento para 2015.
Más aún en los países de la región, la reducción de la pobreza se estancó en 28 por ciento desde 2012, mientras que la pobreza extrema ha registrado un ligero aumento (a 12 por ciento) como consecuencia del aumento de los alimentos.
Cifras proporcionadas por Bárcena a los asistentes a la cumbre refieren que de los 623 millones de latinoamericanos y caribeños, 167 millones son pobres y de estos 71 millones viven en condiciones de indigencia.
En representación del secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Barcena advirtió que la desigualdad en la región solo se puede combatir con políticas públicas porque “el mercado no va a cerrar las brechas, el mercado es desigualador”.
En este punto, la Secretaria General Iberoamericana, Rosario Grynspan, señaló que por las circunstancias económicas actuales, “el peligro de la reversión (de la reducción de pobreza) es real e inminente”.
El desafió de la región será evitar que la débil economía mundial revierta los logros alcanzados.
En su oportunidad, el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), José Graziano Da Silva, dio a conocer a los mandatarios el Plan para la Seguridad Alimentaria, Nutrición y Erradicación del Hambre 2025.
La estrategia incluye coordinar estrategias a nivel nacional y regional, con enfoque de género; el acceso oportuno y sostenible a alimentos inocuos y nutritivos; ampliar los programas de alimentación escolar y lograr la estabilidad en la producción y enfrentar el cambio climático.
La cumbre finalizará el jueves con la firma de la Declaración Política de la Cumbre, el Plan de Acción 2015 y las 27 Declaraciones Especiales.
Entre los presidentes que participan destaca el mandatario cubano Raúl Castro, Salvador Sánchez Cerén, de El Salvador, Evo Morales, de Bolivia, Michelle Bachelet, de Chile, Juan Carlos Varela, de Panamá, José Mujica de Uruguay, Juan Manuel Santos de Colombia y Danilo Medina, de República Dominicana.
También Rafael Correa, de Ecuador, Michel Martelly, de Haití, Dilma Rousseff, de Brasil, Nicolás Maduro, de Venezuela, Otto Pérez, de Guatemala, Juan Orlando Hernández, de Honduras y Daniel Ortega, de Nicaragua.