"Grecia debe continuar ateniéndose a las reglas de juego", dijo Benoît Coeuré, miembro del directorio del BCE, en entrevista con el periódico italiano "Corriere della Sera".
"Todas las decisiones deben tener un único objetivo: dar continuidad a las reformas en Grecia", insistió el directivo, quien destacó que bajo el nuevo gobierno heleno las reformas seguirán siendo necesarias en el país.
En tanto, en Atenas, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, dijo que el nuevo gabinete griego ha mostrado predisposición a no tomar medidas unilaterales en las negociaciones vinculadas a su deuda pública.
Schulz se reunió en la capital griega con Tsipras. Si bien el representante europeo admitió que la conversación no fue fácil y que aún quedan temas por tratar, celebró que el nuevo gobierno se proponga combatir la evasión fiscal y la corrupción.
Tsipras afirmó que Atenas tiene la intención de convocar una conferencia sobre la deuda y que su gobierno presentará una lista de propuestas a ser debatidas con sus socios europeos.
La población griega, subrayó, debe ser librada de la política de ahorro.
El nuevo gobierno, liderado por la alianza de izquierdas Syriza, asegura que la rigurosa política de ajuste aplicada por el anterior gobierno nacional ha fracasado, quiere establecer "un nuevo vínculo" hacia sus socios de la Unión Eruopea y fijar como objetivo el crecimiento y la generación de empleo en el país.
Con solidaridad, destacó Tsipras, Europa tendrá un mejor futuro.
Este viernes, el presidente del eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, se reunirá en Atenas con la cúpula del nuevo gabinete. "Con esta visita se inician las negociaciones con nuestros socios", señaló el Ministerio de Finanzas local a través de un comunicado.
Grecia apunta a sellar "un acuerdo que derive en una solución amplia y viable". Couré, por su parte, adelantó que el BCE no cuenta con una suma propia para aportar a una posible quita de la deuda helena. En el caso de los bonos adquiridos por la entidad en 2010 no será posible prolongar el término, aseguró. "Eso sería similar a otorgar un crédito a Grecia, y eso está prohibido por los acuerdos", apuntó.
Según un comunicado anterior del BCE, el volumen de los bonos griegos en manos del banco central asciende a unos 3,000 millones de euros.
El nuevo gobierno griego se niega a seguir adelante con las políticas de ahorro implementadas en los últimos años. Apunta a lograr una nueva regulación para reducir los 320,000 millones de euros de su deuda y quiere reincorporar a miles de empleados públicos que fueron despedidos durante la última gestión.