La llamada a revisión afecta a 27 modelos, incluidos el Carolla, Yaris, Tacoma, Pontiac Vibe, Subaru Trezia, RAV4, Land Cruiser o Urban Cruiser.
En total estarían afectadas 6.76 millones de componentes de automóviles, informó Toyota. Pero como en algunas ocasiones se trata de varias partes de un mismo vehículo, la cifra de coches afectados se reduce a 6.39 millones.
Los elementos afectados serán revisados y, si es necesario, sustituidos sin coste alguno. Hasta ahora se reportaron un total de mil fallos pero ningún accidente provocado por ellos, según la empresa.
En modelos Yaris producidos entre 2005 y 2010 y Urban Cruiser producidos entre 2008 y 2010 se sustituirán las guías que fijan la posición del asiento. Según Toyota, "podría suceder que en un uso intensivo del ajuste del asiento, la resistencia del muelle de la guía fuera insuficiente y no fijase adecuadamente el desplazamiento longitudinal del asiento".
En estos modelos también se revisará el salpicadero, en especial una pieza metálica a la que se fijan el panel de instrumentos y la columna de dirección. "La soldadura que une esta pieza con el soporte de la columna de dirección podría ceder y hacer que la columna de la dirección se saliese de su posición habitual hacia abajo, pero manteniendo el control de la dirección", afirma la compañía.
En cuanto a los modelos RAV4, Land Cruiser y Hilux fabricados entre 2004 y 2010, el fallo podría estar relacionado con el airbag del conductor, por lo que se revisará el módulo de conexión eléctrica entre el volante y la columna de direción.
En total serán llamados a talleres 2.3 millones de unidades en Norteamérica, 1.39 millones en Japón, 810,000 en Europa y 310,500 en Australia. En España tendrán que ser revisados al menos 27,000 vehículos y en Alemania unos 92,000.
Se trata de la segunda mayor llamada a revisión de Toyota desde que en octubre de 2012 pidió que pasaran por sus talleres 7.43 millones de vehículos, anuncio que tuvo repercusiones en sus cuentas y dañó gravemente su imagen.
Las autoridades estadounidenses acusaron a Toyota de haber retrasado en 2009/2010 la llamada a revisión por varias incidencias y hace pocos días el fabricante japonés pagó una indemnización de 1,200 millones de dólares para evitar un proceso judicial. A Toyota se le acusó de haber minimizado el alcance de los fallos y de haber mentido en varias ocasiones a la opinión pública.