En el documento Movilidad Urbana en México, elaborado por el doctor Juan Pablo Aguirre Quezada, de la Dirección General de Análisis Legislativo del Instituto Belisario Domínguez del Senado (IBD), se expone que para cumplir este objetivo se requieren inversiones que permitan que el desplazamiento constante genere beneficios económicos, lo cual es difícil en entornos de crisis económica.
La investigación precisa que en nuestro país, de acuerdo con datos de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) de la Ciudad de México, hay 4 millones de vehículos en circulación y al día ocurren un total de 22 millones de traslados, es decir, más de un traslado por persona cada día. La congestión, precisa, es creada principalmente por autos con un solo ocupante.
El alto número de vehículos en circulación, agrega, ha provocado una reducción en la velocidad de desplazamiento en la ciudad, hasta llegar a los 15 kilómetros por hora en promedio, mientras que en el horario “pico” –el horario más saturado– la velocidad disminuye a seis kilómetros por hora, lo que genera efectos adversos en la salud de la población, más consumo de combustible y emisiones contaminantes.
El IBD refiere que según el estudio Tomtom Traffic Index, realizado en 2016, las ciudades del mundo con mayor tráfico son: la Ciudad de México con 59 por ciento de tiempo extra en cada viaje; Bangkok, Tailandia con 57 por ciento; Estambul, Turquía con 50 por ciento; Río de Janeiro, Brasil con 47 por ciento y Moscú, Rusia con 44 por ciento.
En materia legislativa, señala que el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, aprobó una Ley de Movilidad en julio de 2014, con la que se da a la movilidad la categoría de derecho, tanto individual como colectivo, con el objetivo de garantizar el acceso a los distintos medios de transporte.
Asimismo, precisa que en la LXIII Legislatura se han presentado 21 iniciativas para el tema de movilidad en sus diferentes modalidades, de las cuales ninguna se ha aprobado; 19 están pendientes de revisión y discusión, una fue dictaminada en sentido negativo y otra fue retirada.
No obstante, la investigación expone que hay quienes refieren que para mejorar la movilidad no se requiere únicamente voluntad política y planeación para convertirse en normas o en políticas públicas, sino también destinar presupuesto para su implementación.
Otras voces, agrega, subrayan que el futuro de la movilidad está ligado al combustible, por lo que, ante una eventual escasez de gasolina se obligaría a un cambio del esquema donde “la movilidad urbana tiene que ser soportada por sistemas de transportes colectivos bien estructurados, eficientes y de carácter masivo”.
Por otra parte, el documento cita diversos análisis sobre el tema, como el del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en el que se advierte el aumento de las horas-persona perdidas en los viajes que se realizan en la Zona Metropolitana del Valle de México; que tres cuartas partes de las emisiones contaminantes en dicha Zona provenían del transporte; y la escasez de transporte público sustentable.
Asimismo, señala que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Movilidad y Transporte elaborada por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, los principales propósitos de viaje, sin considerar el regreso a casa son: ir al trabajo (46.3 por ciento), adquirir un bien o servicio (19.1 por ciento), ir a clases (11.3 por ciento), relacionado con la familia (6.1 por ciento) la salud (4.6 por ciento), entre otras.
El artículo se puede consultar en la dirección electrónica: https://goo.gl/8POeGm