Chery invierte en una nueva planta en Brasil

Chery invierte en una nueva planta en Brasil

Con una capacidad productiva de hasta 150,000 vehículos anuales, el fabricante estatal chino Chery presentó su nueva fábrica en la localidad brasileña de Jacareí, desde donde pretende impulsar su estrategia de expansión por el continente.

Ante la prensa de América Latina, el fabricante chino indicó que esta nueva planta –con capacidad para ensamblar, soldar y pintar los autos-, es la más ambiciosa de Chery en toda Latinoamérica, donde ya dispone de montadoras en Venezuela y Uruguay.

Con una inversión anunciada de 400 millones de dólares y una producción anual inicial de 50,000 vehículos, la ensambladora de Chery en Jacareí, de 400,000 metros cuadrados, es la primera de una compañía china automotriz en Brasil.

“Chery Brasil será el centro de operaciones de Chery en América Latina”, dijo Roger Peng, presidente de la división brasileña del fabricante estatal chino, que vende en el gigante asiático en torno a medio millón de vehículos al año y que en 2013 sufrió una caída de casi el 20 por ciento de las ventas.

No es casualidad que la inversión de Chery se produzca en Brasil, no solo por el potencial de un mercado en crecimiento que en 2013 registró ventas por 3.7 millones de unidades, sino también por los lazos políticos entre Brasilia y Pekín, algo a tener en cuenta cuando se trata de inversiones estatales chinas en el exterior.

“Brasil es un país muy amigable a China y a su gobierno”, admitió el vicepresidente de Chery, Zhou Biren, al ser cuestionado sobre el significado político de la inversión.

El fabricante chino, que en Brasil vendió en 2013 un total de 8,000 unidades (todas ellas importadas), comercializará a partir de octubre o noviembre próximo dos modelos de gama baja y media, el QQ y el Celer.

Son modelos que no alcanzan los 20,000 dólares y, con altas prestaciones y complementos, están dirigidos a seducir al consumidor brasileño de clase media-baja.

La producción a nivel doméstico permitirá a Chery competir a nivel de precio directamente con marcas europeas y japonesas que tienen ya plantas en Brasil, en especial después que en 2013 entró en vigor la ley brasileña Innovar Auto, que penaliza a firmas que producen fuera del espacio Mercosur con impuestos de hasta el 30 por ciento del total.

Los planes de Chery para Brasil son muy ambiciosos: de 8,000 vehículos vendidos en 2013 pretende pasar a 150,000 para 2018, lo que supondría un 3.0 por ciento de cuota de mercado.

Una previsión cuyo cumplimiento se revela, según analistas, difícil, en especial por la desaceleración que sufre el mercado brasileño en el marco de la caída del crecimiento de la mayor economía de América del Sur.

“Las dificultades del mercado brasileño son pasajeras. Confiamos en el mercado. No sabemos cuánto tiempo tardará en pasar la crisis, pero pasará”, confió Zhou Biren, la víspera de que se conociera que Brasil entró en recesión técnica tras acumular dos trimestres de contracción del Producto Interno Bruto (PIB).

Brasil acumula en lo que va de 2014 un retroceso de 8.6 por ciento en ventas de vehículos, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores de Brasil (Anfavea).

Durante la presentación, la marca china subrayó su intensión de expandirse por el continente, donde percibe que existe una oportunidad de negocio entre las emergentes clases medias de renta moderada.

El crecimiento del sector automotriz en mercados de América Latina durante los últimos años provocó que las firmas chinas de autos se vieran impulsadas a realizar inversiones millonarias en lugares como Venezuela, Uruguay y ahora Brasil.

La estrategia de los fabricantes chinos parece seguir a la de las firmas surcoreanas, que lograron entrar en sectores menos competitivos que los europeos y el norteamericano a través de grandes descuentos en sus productos respecto a las firmas internacionales y ofreciendo mayores prestaciones al cliente.

En realidad, la inversión de Chery en Brasil se enmarca en la voluntad de los fabricantes chinos de expandir sus negocios en América Latina, África y Asia, con el objetivo de comenzar a competir a escala global con montadoras japonesas, estadunidenses y europeas.

Los datos reflejan fielmente esta tendencia exportadora de China, con 516,000 vehículos vendidos al exterior en los siete primeros meses de 2014, según datos de la Asociación China de Constructores de Automóviles (CAAM).

De hecho, los fabricantes chinos disfrutan para su desarrollo de un fabuloso mercado a nivel doméstico que creció de manera exponencial en los últimos años y, en 2009, se convirtió en el mayor del mundo, por delante de Estados Unidos.

Con unas ventas anuales récord de 20 millones de unidades en 2013 –cifra jamás lograda por otro país-, el mercado chino será al menos durante la próxima década el mayor del mundo, lo que garantiza una alta competitividad en modelos de baja gama de las marcas del gigante asiático.

La existencia de un mercado potencial de decenas de millones de usuarios y el rápido crecimiento de la economía china provocó que los fabricantes de todo el mundo crearan fábricas en China, sometiéndose a la regulación local de ceder tecnología a los fabricantes locales.

Las firmas internacionales con producción en China, como el gigante estadunidense General Motors o la alemana Volkswagen, dominan sin embargo el sector de gama media y alta.

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