Si bien pueden parecerse a ti y a mí, Isabelle Galmiche posee la extraña habilidad de interpretar ambos.
La profesora de matemáticas dejó a un lado su trabajo diario durante una semana para acompañar al piloto de rallies más exitoso de la historia en el Rallye Montecarlo del pasado fin de semana. Y ganó.
Dos días después de convertirse en la primera mujer en subir al escalón más alto del podio del WRC desde Fabrizia Pons en el mismo rallye en 1997, Galmiche volvía a estar frente a sus pupilas. Estaban en un pequeño shock.
"Fui bastante discreta en la escuela y no les dije mucho a los estudiantes antes del evento, así que creo que se sorprenderán bastante cuando me vuelvan a ver", le dijo a WRC.com mientras celebraba en una playa bañada por el sol. Puerto de Mónaco.
Su carrera en los rallyes se remonta a 1995. Pero mientras Loeb ha acumulado nueve títulos mundiales y 81 victorias en el WRC, las 228 carreras de Galmiche incluyen solo seis en el WRC antes del fin de semana pasado. Ninguno de ellos estaba en el nivel superior.
Entonces, ¿cómo un profesor de matemáticas se convierte en una sensación de la noche a la mañana al ganar uno de los clásicos del automovilismo?
“Después de que Daniel [Elena, ex copiloto de Loeb] decidiera dejar los rallyes, Séb me llamó para preguntarme si me uniría a él en Montecarlo. Naturalmente, inmediatamente dije que sí”, explicó.
“Hice muchas sesiones de prueba con él con Citroen y Hyundai cuando Daniel no estaba disponible, pero este fue nuestro primer rally real juntos, y qué resultado tan asombroso.
"Es un sueño hecho realidad. Ya era un sueño poder participar en el Rally de Montecarlo junto a Séb en un coche tan bueno, pero para ganar, no hay nada mejor que esto. ¡Qué historia tan loca!”
La pelea de Loeb con su archienemigo Sébastien Ogier en el primer rallye de la nueva era híbrida hizo de este un Monte para recordar. Por cierto, la victoria de Pons junto a Piero Liatti hace 25 años se logró en el primer evento de la generación World Rally Car, el predecesor del híbrido.
El liderato cambió de manos tres veces antes de que un pinchazo en el penúltimo tramo de Ogier le diera a Loeb y Galmiche una ventaja a la que se aferraron durante la prueba final en el nuevo Puma de M-Sport Ford.
¿Y el veredicto de Loeb sobre la actuación de Galmiche?
“Este auto es realmente difícil para el copiloto y tenía mucho que decir, pero tenía un ritmo perfecto y sabe cómo hacerlo muy bien”, dijo entusiasmado.
“Hay muchas cosas que revisar. Tiene mucha experiencia en el campeonato francés, pero en el WRC tienes mucho más que hacer con [el coche]. Ella hizo un gran trabajo."