Desafíos para México en transacciones de M&A

Desafíos para México en transacciones de M&A

La actividad global de fusiones y adquisiciones (M&A, por sus siglas en inglés) en 2016 ha mantenido un buen ritmo, aunque con respecto a los récords alcanzados en 2015, el valor de las transacciones decreció 3 por ciento. Esta caída es menor si la comparamos con el 17 por ciento en que se redujo el número total de transacciones, como lo indica la herramienta de KPMG Global M&A Predictor, un índice de proyección a futuro de las razones deuda neta/ebitda (utilidad antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización) y del múltiplo precio a utilidad (P/U), de mil de las empresas públicas más importantes del mundo.

El declive mundial de transacciones durante 2016 sugiere que muchos negocios han detenido sus decisiones de inversión, y en México no es la excepción. Aunque de acuerdo con Global M&A Predictor el interés de las compañías extranjeras por participar en el mercado mexicano no ha disminuido, hoy se observa mayor cautela en la decisión final de adquirir o no empresas en nuestro país que cumplan con el perfil adecuado.

Adicionalmente, nuestro país presenta un deterioro en sus indicadores macroeconómicos, que ha contribuido a alimentar el clima de incertidumbre, entre ellos:

• Incremento de la deuda del sector público a niveles de casi 50 por ciento del Producto Interno Bruto.

• Aumento de la inflación a una tasa cercana a 5 por ciento.

• Tipo de cambio esperado entre 18 y 22 pesos por dólar.

Estos factores, aunados al declive de la producción del sector energético y la fragilidad de los ingresos públicos, el incremento de las tasas de interés y la posible renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), agregan mayor complejidad a las decisiones de inversión.

En este enrarecido ambiente, uno de los temas críticos es que la nueva administración de Estados Unidos ha definido como prioridad su intención de llevar a cabo una reforma fiscal, que, en términos generales, implicaría:

• Reducción de la tasa corporativa del impuesto sobre la renta de 35 a 20 por ciento.

• Implementación de un régimen que permita la deducción total de las inversiones tangibles (excepto los terrenos y acciones) y de los activos intangibles.

• Limitación de la deducción del pago de intereses al monto de los intereses cobrados; al respecto, se esperan reglas especiales para bancos, aseguradoras y otros participantes del sistema financiero.

• Repatriación obligatoria de utilidades mantenidas en el extranjero con la posibilidad de pagar tasas reducidas de impuesto 8.75 / 3.5 por ciento.

• Eliminación de las deducciones especiales y créditos varios, implementados para incentivar ciertas actividades de negocios.

La propuesta de reforma fiscal prevé también cambios significativos para las empresas que operen de manera internacional, siendo los siguientes algunos de los temas sensibles:

• Se cambiaría a un sistema fiscal basado en la destinación, bajo el cual el gravamen al ingreso de las compañías está enfocado en la localización del consumo y no en la localización de la producción. Esto implicaría i) la adopción de un sistema impositivo territorial y ii) un ajuste impositivo en la frontera, que exentaría las exportaciones y gravaría las importaciones (es decir, el ajuste estaría enfocado a la exención del impuesto a los ingresos de exportación y a la no deducibilidad para efectos fiscales de las compras de bienes y servicios de importación).

• Repatriación obligatoria de utilidades mantenidas en el extranjero con la posibilidad de pagar tasas reducidas de impuesto 8.75 / 3.5 por ciento.

Por ejemplo, con respecto al ajuste impositivo en la frontera, si la Compañía A obtuviera un ingreso de 100 dólares y el total de sus insumos de producción de 60 dólares hubiera sido adquirido de productores estadounidenses, tendría que pagar 20 por ciento sobre la utilidad de 40 dólares, es decir, 8 dólares. Por otro lado, si la Compañía B obtuviera los mismos ingresos, pero el total de sus insumos de producción de 60 dólares fuera importado, esta compañía no podría deducir la adquisición de sus insumos, y, en consecuencia, estaría obligada a pagar 20 por ciento sobre el total de su ingreso de 100 dólares, es decir, 20 dólares.

No obstante que el borrador de la propuesta de reforma fiscal en Estados Unidos carece de muchos detalles y su discusión está en etapa temprana, los especialistas estiman posible un acuerdo hacia finales de 2018.

En este sentido, los jugadores en el campo de M&A deberían empezar a evaluar los efectos financieros derivados de estos potenciales cambios, en sus inversiones presentes y futuras, implementando acciones concretas como:

• Evaluar los niveles actuales de endeudamiento y la posibilidad de transferir deuda a jurisdicciones donde el tratamiento fiscal sea más favorable.

• Estimar los efectos del ajuste de la frontera contra los cambios en su esquema de operación que pudieran mitigar este impacto.

• Revisar los planes de inversión para evaluar si es oportuno diferir plazos.

• Revisar la estructura de inversión actual para identificar las principales afectaciones, y estar preparados para tomar decisiones una vez que la reforma fiscal sea una realidad.

Este análisis debe hacerse con un enfoque multinacional y con la ayuda de especialistas. Hoy más que nunca, anticiparse a los hechos es un diferenciador para que las empresas en nuestro país puedan crear valor o no.

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