Este martes, Petroplus anunció que no había conseguido ponerse de acuerdo con sus acreedores para obtener nuevas líneas de crédito que le permitiesen seguir en funcionamiento, por lo que advirtió que iba a declararse insolvente.
Petroplus contaba con cinco refinerías en Europa, hasta la fecha se había resuelto el caso de la filial alemana (Ingolstadt), que pidió un proceso de insolvencia y un administrador fue nombrado; la francesa (Petit-Couronne), que corrió la misma suerte; y hoy les siguieron la belga (Amberes), y la Suiza (Cressier).
El futuro de la británica (Coryton) aún queda por resolver.
Las obligaciones de la compañía -para las cuales no encontró quien le financiera- se elevan a 1,620 millones de francos (1,342 millones de euros).
Por otra parte, la compañía rechazó ayer las alegaciones de haber llevado a cabo actividades delictivas y de haber realizado una quiebra fraudulenta en su filial francesa.
La justicia francesa ha abierto una investigación preliminar por "quiebra fraudulenta" contra Petroplus al haberse constatado que de la cuenta bancaria de su filial francesa se han extraído varias decenas de millones de euros.
Petroplus rechazó todas las alegaciones de quiebra fraudulenta y explicó que la cuenta de la filial francesa estaba abierta en el Deutsche Bank, quien, sin su autorización, vació el monto total de la misma.
Deutsche Bank es una de las 12 entidades acreedoras de Petroplus que le denegaron un crédito de 1,000 millones de dólares en diciembre, lo que provocó la falta de liquidez de la empresa y su quiebra esta misma semana.
Hasta que empezara con estos problemas, Petroplus era la mayor empresa de refino de petróleo independiente en Europa, con una capacidad de producción de 667,000 barriles diarios en sus cinco plantas, y 2,575 empleados.
De origen holandés, la sede de la compañía está en la localidad suiza de Zoug, cotiza en la Bolsa de Valores de Zúrich y se rige por la legislación helvética.