La calidad de los combustibles en México, una deuda pendiente

La calidad de los combustibles en México, una deuda pendiente

Guillermo Rosales, presidente de la AMDA, advierte que el uso de combustibles de baja calidad, incluyendo los de origen ilícito, está deteriorando los motores, afectando la garantía de los vehículos, contaminando más y dañando la salud pública.
La Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA) advirtió que la baja calidad de los combustibles que se comercializan en el país representa un obstáculo crítico para mejorar la eficiencia vehicular, reducir emisiones contaminantes y proteger la salud de los mexicanos. Así se destacó durante el foro “La calidad de los combustibles en México, su impacto en la movilidad, medio ambiente y salud pública”, celebrado este jueves en la Ciudad de México.
Guillermo Rosales, presidente de la AMDA, señaló que México ocupa el lugar número 13 a nivel global en venta de vehículos, y pese al impulso global hacia la movilidad eléctrica, casi el 99% de las unidades comercializadas en el país siguen operando con gasolina y diésel.
“Desafortunadamente en nuestro país no estamos teniendo la disponibilidad de los combustibles, gasolina y diesel, de mayor calidad que permita un rendimiento al máximo del diseño de los vehículos que ya se encuentran en el mercado”, enfatizó. Rosales advirtió que el uso extendido de combustibles de baja calidad, incluyendo los de origen ilícito —popularmente conocidos como “huachicol”—, está deteriorando el funcionamiento de los motores, afectando la garantía de los vehículos, contaminando más y dañando la salud pública.
"Estos combustibles (ilegales) no cuentan con ninguna certificación de calidad y generan una mayor contribución al impacto medioambiental. Más allá del daño fiscal que se genera, más allá del fortalecimiento de las redes del crimen organizado, tenemos un problema también desde el punto de vista de la afectación a la calidad del funcionamiento de los motores y por lo tanto un daño para los propietarios de vehículos, un daño reputacional para la industria automotriz que el consumidor de combustibles propietarios de vehículos reclama afectaciones de garantías”, alertó.
El problema fue corroborado por el doctor Humberto Gómez, investigador de la UNAM, quien presentó un riguroso estudio de laboratorio sobre las gasolinas que se comercializan en México. De acuerdo con los hallazgos, las muestras analizadas presentan altos contenidos de compuestos volátiles y metales pesados, así como deficiencias en el octanaje, lo cual favorece una combustión incompleta, formación de residuos en el motor y mayores emisiones de ozono.
“El estudio demuestra que las gasolinas vendidas en México tienen una calidad inferior a las que se distribuyen en Europa o Estados Unidos. Contienen sustancias prohibidas en otras regiones y no cumplen con los estándares ambientales deseables”, explicó Gómez. Además, se identificó que incluso marcas internacionales ofrecen en México gasolinas distintas —y de menor calidad— a las que comercializan en sus países de origen.
Explicó que la normativa mexicana resulta insuficiente para garantizar el control de la calidad de los combustibles. Además, señaló que mejorar la calidad de las gasolinas implicaría una reducción en el volumen de producción nacional y un aumento en las importaciones, generando importantes repercusiones económicas.
Finalmente, consideró que “parte de lo que podemos hacer todos en México, es ser conscientes de que estamos quemando una gasolina de baja calidad y que esto obligadamente nos lleva a darle mayor mantenimiento a nuestros automóviles”.
El foro contó también con la participación de especialistas internacionales como Marta Blázquez y José Ignacio Moya, presidenta y director general de la Federación de Asociaciones de Concesionarios de Automoción de España (Faconauto), respectivamente, quienes compartieron las lecciones europeas en materia de transición energética, calidad de combustibles y renovación vehicular.
A su vez, Salvador Montero, del Centro Mario Molina, presentó datos del Inventario Nacional de Emisiones que confirman que el sector transporte es responsable del 24.5% de los gases de efecto invernadero en México, solo por debajo de la industria de generación eléctrica. Advirtió que estamos viendo un crecimiento sostenido en la importación de gasolinas, que no siempre cumplen con la normatividad ambiental, y eso tiene impactos acumulativos en la salud pública y el cambio climático.
Montero explicó que desde 2009 existe un compromiso para reducir el contenido de azufre en las gasolinas y diésel, pero en la práctica se siguen comercializando combustibles que rebasan los límites establecidos. Dijo que el azufre es el principal enemigo del convertidor catalítico, y al estar presente en altos niveles, lo inhabilita. Esto aumenta las emisiones y disminuye la eficiencia de los sistemas de control ambiental de los vehículos.
Rodolfo Lacy Tamayo, consultor senior del Clean Air Institute, llamó a acelerar la eliminación progresiva de los combustibles fósiles y a adoptar estándares internacionales en su regulación.
En resumen, el presidente ejecutivo de la AMDA lamentó la obsolescencia del parque vehicular en México que concede un derroche innecesario de combustible, desperdicio que se potencia con la frontera abierta a la entrada de miles de vehículos usados extranjeros de contrabando y que se regularizan por el Decreto emitido por el gobierno federal.
“México es el único país de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico​ (OCDE) que no cuenta con una inspección técnica vehícular que ayudaría a verificar las verdaderas condiciones en que circula el parque vehicular, ayudando a su renovación”, sentenció.
Al respecto, sugirió hacer al transporte público el eje de la movilidad.
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