Por ejemplo, hay quien sostiene que el TTIP supone una amenaza para la democracia, el medio ambiente, los consumidores y las normas laborales. "En absoluto es así", escribió Malmstróm en un blog. Es necesario, subrayó, que el tratado sea discutido públicamente, "pero solo sobre la base de hechos, no de mitos o tergiversaciones".
Según Malmström, una de las ventajas que traerá el tratado comercial entre Estados Unidos y la UE es que ayudará a mejorar la administración pública, así como servicios comunales como la asistencia sanitaria. Los gobiernos no están obligados a privatizar estos sectores, aseguró.
Asimismo, al mercado europeo no llegará ningún producto que no cumpla con las normas de la UE, sostuvo la comisaria. "El TTIP no cambiará nuestras normas para alimentos genéticamente modificados o para la carne de vacunos tratados con hormonas", subrayó.