México se encuentra en un periodo crucial para convertirse en punto focal para la inversión extranjera. Algunas de las reformas estructurales llevadas a cabo recientemente buscan mejorar la competitividad en diferentes sectores económicos. Dentro de dichos sectores, se espera que se propongan incentivos monetarios y tributarios atractivos para I&D, a corto plazo.
La medida usada para comparar la inversión que hacen los diferentes países, es el Gasto Interno Bruto en I&D, que incluye el gasto total (corriente y capital) en I&D llevado a cabo por todas las empresas residentes, institutos de investigación, universidades y laboratorios gubernamentales. De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), esto no incluye los fondos gastados fuera de la economía interna. Según la estadística actual disponible por parte de la OCDE, Estados Unidos aún es el país dominante en el continente americano con 2.9% de Gasto Interno Bruto en I&D.
El panorama de la Investigación y el Desarrollo en México
Durante 2013, el presupuesto para el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) aumentó 28 por ciento el financiamiento para I&D, el mayor incremento en los últimos ocho años. La expectativa es aun mayor para 2014, porque se espera que esta institución otorgue fondos de aproximadamente 2,000 millones de dólares para proyectos de I&D elegibles. En los programas de incentivos para I&D mexicanos para 2014 se distribuirán, en su mayoría, subsidios monetarios.
De acuerdo con el presupuesto federal, el total disponible para ser otorgado a diversas instituciones (incluyendo Conacyt) es de aproximadamente 6.23 mil millones de dólares. “La estrategia del gobierno mexicano es favorecer y fortalecer políticas, programas y proyectos en los que se establezcan relaciones publico-privadas que sean capaces de crear fuentes de energía autorrenovables para un desarrollo continuo”, indicó Víctor Esquivel, socio líder Nacional de Asesoría de KPMG en México.
Antes de 2009, México ofrecía beneficios tributarios a aquellos contribuyentes que invirtieran en I&D (principalmente, créditos fiscales). El gobierno ha cambiado su estrategia y ha adoptado un programa de financiación directa para proyectos realizados en el país. Bajo la luz de las actuales reformas estructurales, es posible que los beneficios tributarios puedan volver a hacer más atractiva la inversión en México.
“La continua recesión económica global tiene a muchos países reevaluando sus créditos tributarios destinados a I&D, buscando formas para incitar a las empresas extranjeras a invertir. Muchos de esos incentivos se destinan a la creación de puestos de trabajo. En este sentido, las organizaciones requieren economías y gobiernos fuertes y estables, para invertir en I&D en un país determinado”, señaló Luis Ricardo Rodríguez, socio a cargo de Servicios de Ubicación y Expansión de Negocios en América Latina de KPMG en México.
La realidad global de la Investigación y el Desarrollo
Para las empresas dependientes de I&D, el dinero canalizado desde los ahorros en otras áreas puede ser invertido en actividades de I&D, para apoyar el crecimiento y la rentabilidad. En este sentido, un área crítica de las estrategias de I&D de una empresa multinacional incluye una revisión de los ahorros en impuestos a través de los incentivos tributarios de I&D establecidos por las autoridades fiscales. Esto es muy importante para una empresa, porque la ayuda a decidir dónde situar sus actividades de I&D con miras a aumentar el rendimiento de su inversión.
Generalmente, las inversiones en I&D en América Latina se ven limitadas por factores como:
· La falta de coordinación entre las instituciones de investigación y el sector privado
· Una menor propensión de las empresas para innovar, en comparación con otros mercados emergentes en países de la OCDE
· La falta de financiamiento disponible
En el pasado, muchos países de América desincentivaron inadvertidamente las inversiones en I&D al exigir que se capitalizaran los gastos. Ahora, muchas de estas naciones permiten una deducción tributaria para los costos de actividades de I&D.
“Por razones de competitividad, los países permiten mayores deducciones o créditos tributarios especiales para gastos de I&D, y los incentivos tributarios también se otorgan con frecuencia a empresas que contribuyen con universidades y otras organizaciones de investigación, para fomentar la investigación básica y la inversión en activos usados en labores de I&D”, continuó Víctor Esquivel.
“La definición básica de I&D es similar en la mayoría de los países; sin embargo, existen variaciones en la legislación tributaria específica de cada uno, así como en los regímenes de incentivos. En algunos países, los incentivos son limitados y la calificación es difícil, mientras que en otros, los incentivos son lucrativos y fáciles de obtener”, concluyó Luis Ricardo Rodríguez.