Nueve personas permanecían con las manos clavadas a cruces de madera extendidas en el suelo, en la ciudad de Luque, en frente de la sede de la compañía Vanguardia S.A., que despidió a ocho trabajadores para "reestructurar" la empresa, pero que los chóferes denuncian que fue en represalia por intentar crear un sindicato.
De los nueve crucificados, ocho hombres y una mujer, algunos son los propios despedidos y otros son compañeros del sindicato que intentaban formar, seis son los que hoy en carretas de madera empujadas por sus compañeros marchan hasta Asunción a la sede del Viceministerio de Trabajo.
Otros cuatro trabajadores que también fueron despedidos y optaron hace un mes por declararse en huelga de hambre, acudirán hasta la sede del Viceministerio en vehículos, debido a su estado de salud, según declaró al diario Última Hora uno de los miembros del sindicato Bruno González.
Hoy está prevista una reunión entre representantes del sindicato de choferes de la línea 30, que une Asunción con la aledaña ciudad de Luque, con portavoces de la empresa y del gobierno.
Los choferes de la línea 30 reclaman la reposición de ocho compañeros despedidos por querer afiliarse a un sindicato para denunciar las condiciones de trabajo de la empresa, que obliga a los empleados a jornadas de más de 12 horas, sin cumplir con la seguridad social y otras medidas, según declaró a Efe el director general de la Federación Paraguaya de Trabajadores de Transporte Terrestre (Fepatrat), Juan Villalba.
El propietario de Vanguardia, Justo Martínez Noguera, de 80 años, declaró a Efe la semana pasada que no quiere trabajar más con los despedidos pero que ofrece reincorporar a cinco de ellos, pero los trabajadores se niegan a dejar la protesta hasta que se reincorpore a todos los despedidos.