La crisis como vehículo de crecimiento

La crisis como vehículo de crecimiento

Las perspectivas económicas 2020 auspiciaban un año con crecimiento moderado, donde los principales indicadores económicos proyectaban estabilidad aparente, con una inflación controlada, tasas de interés a la baja, un tipo de cambio estable y la reciente ratificación del T-MEC.

No obstante, la posibilidad de enfrentarse a una nueva recesión económica era una constante que ensombrecía los mercados, a pesar de ello, el tropiezo financiero no provino de una crisis política o de la guerra comercial de dos potencias económicas; pocos analistas hubieran imaginado que sería un platillo exótico el que pusiera en jaque a la economía.

Frenar el avance del COVID-19 ha supuesto un alto total a las principales economías del mundo, que en un escenario sin precedentes, han llevado a sus hogares a más de 3,900 millones de personas, según informa la AFP, agencia de información mundial. Esta contingencia sanitaria ha afectado a todos los sectores productivos, que se han visto obligados a acelerar la migración hacia esquemas de trabajo que aseguren la continuidad de sus negocios.

Frente a este escenario, la capacidad de resiliencia empresarial jugará un papel fundamental en la confrontación de la recesión, dejando como enseñanza la imperativa necesidad del cambio en los modelos de negocio, incorporando profundamente los avances tecnológicos e implementando diversas herramientas financieras que permitan una pronta recuperación económica.

“Durante el 2020, los líderes de negocios deberán utilizar de manera inteligente su capital, invirtiendo en instrumentos financieros que sean más eficaces para buscar la rentabilidad de las empresas; tal objetivo es alcanzable mediante esquemas de arrendamiento y administradores de flotas, herramientas que permiten a las empresas enfocarse en sus negocios, mientras que fortalecen su balance financiero debido a los considerables beneficios fiscales que aporta”, comenta Oscar Andrade, director comercial de TIP México.

El leasing vehicular es un instrumento financiero mediante el cual las compañías pueden hacer uso de equipo de transporte bajo un contrato de pago de renta mensual, mismo que estipula la duración del convenio; este esquema de adquisición abre el acceso a beneficios fiscales de deducción de impuestos que no son alcanzables mediante la compra de los vehículos.

La optimización de los recursos en las empresas será la línea a seguir durante la recuperación financiera, por lo que resultará crucial realizar inversiones estratégicas que disminuyan los costos e impulsen la competitividad, sorteando el riesgo del endeudamiento o la descapitalización.

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