Segura y útil pero cara: La suspensión adaptativa

Segura y útil pero cara: La suspensión adaptativa

Se llama PASM, DCC, Magnetic Ride o Active Body Control (ABC). Pero no importa qué nombre le den los fabricantes: son suspensiones adaptativas que ajustan la dureza de los amortiguadores y que se modifican por sí mismas según la situación.

En los últimos años se ha reforzado la oferta de este tipo de tecnología, según dice Helmut Klein, del centro técnico del club del automóvil alemán ADAC, el más grande de Europa. "Se ha establecido de forma creciente hasta en el segmento medio y el compacto", afirma.

Klein ve como motivo del éxito un aspecto de seguridad. "Siempre es un equilibrio entre confort y seguridad. La comodidad máxima en el interior genera fuertes vibraciones e inclinaciones en la curva, lo que tiene influencia en la sobrecarga de las ruedas y en la adherencia de los neumáticos y por lo tanto en la seguridad", explica.

La suspensión adaptativa puede equilibrarlo hasta un determinado grado endureciendo los amortiguadores, lo que reduce la inclinación lateral en curvas y las sacudidas en caso de frenado brusco.

Hay que diferenciar entre sistemas pasivos y activos, pero muchas suspensiones se ajustan a las circunstancias ya sea de forma independiente como por la selección de un modalidad por parte del conductor. En Audi eso se hace a través de la función Drive Select, y en el caso de Mercedes con el Agility Select, por ejemplo.

"En el amortiguador se abre electrónicamente una válvula que regula el flujo de aceite", explica Stefan Ehl, ingeniero de la organización de inspección de vehículos KÜS. La mayor o menor cantidad de aceite determina la dureza del amortiguador.

Otra ventaja de este tipo de suspensiones, además de la de la seguridad, es que el conductor tiene la posibilidad de ajustar el auto a determinadas necesidades. "Según lo que quiere puede conducir con una sensación más o menos deportiva", afirma Ehl.

Qué función tiene mayor peso -la deportiva o la de mayor comodidad- depende del tipo de vehículo y del fabricante. Por ejemplo, Mercedes prioriza en su Magic Body Control el aspecto de la comodidad. Una cámara estéreo escanea la carretera que tiene por delante el vehículo y suministra los datos a un centro de control que hace que endurezca o ablande los amortiguadores según lo que se requiera.

En el caso de Porsche, la deportividad está por encima de todo. El sistema PASM (Porsche Active Suspension Management) regula continuamente la fuerza de los amortiguadores independientemente del estilo de conducción y del estado de la carretera. A través de un botón en el cuadro de mandos se puede variar la configuración predeterminada entre "deportiva-confortable" y "deportiva-rígida".

Pero según Helmut Klein, la oposición en la suspensión adaptativa entre deportivo y confortable es limitada. "La interpretación de los muelles depende de forma principal de la carga en la rueda y del eje y por ello de cómo varían esas fuerzas", dice el experto. También el recorrido del muelle tiene un marco limitado. "Si no cambio sustancialmente las relaciones de masa y el recorrido del muelle, hay límites determinados", agrega.

Sólo con la suspensión neumática se tienen más posibilidades, afirma Fehl. Las suspensiones tradicionales con muelles de acero están limitadas en su capacidad de ajuste.

También hay desventajas en este tipo de suspensiones. "Las adaptativas necesitan por ejemplo mucho más espacio que las estándar", afirma Klein, ya que junto a muelles y amortiguadores hay que sumar los correspondientes sensores, por lo que el espacio de la rueda queda muy ajustado. Este tipo de suspensiones es tambié más pesada.

La principal desventaja, sin embargo, son los costes. "Los amortiguadores de estos sistemas son muy complejos y por ello cuestan más", afirma Fehl. "Eso se aplica también como es lógico al precio de las piezas de repuesto. Hay un cierto riesgo de que la tecnología más compleja pueda estropearse con mayor facilidad. Con los sensores y las válvulas hay muchas mayores fuentes posibles de problemas", explica. Sin embargo, no hay datos de una mayor predisposición a las averías.

A la hora de comprar un nuevo auto con este tipo de suspensión hay que contar con pagar aproximadamente 1.000 euros más (1.132 dólares) y resulta más caro si se desea un sistema activo que reduce las oscilaciones.

La inversión requiere ser bien pensada ya que al final, como dice Klein, también suspensiones modernas estándar ofrecen a menudo una buena relación entre comodidad y dinamismo.

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