"Este año estoy disfrutando más cada momento previo al inicio de la carrera, porque es la segunda vez que lo vivo y ya sé lo que toca cada día, desde el interminable viaje en avión, hasta el emotivo podio de salida, pasando por la recogida del coche en el puerto y las verificaciones. Tengo menos nervios que hace un año, pero mantengo la misma ilusión o incluso más", declara la joven odontóloga de 26 años.
Lo que no deja de sorprenderle es el magnífico trato que está recibiendo desde su llegada a Perú. "En Sudamérica todo el mundo se vuelca con la caravana del Dakar, pero personalmente yo siento un cariño especial, porque se nota que aquí no están acostumbrados a ver una chica piloto, por lo que te saludan por todas partes y te desean mucha suerte. El ambiente en Lima es increíble y no quiero ni imaginarme la locura que se vivirá el sábado en la ceremonia de largada", afirma Cristina Gutiérrez.
En su segunda participación consecutiva y tras el éxito que significó para ella terminar el Dakar 2017 el año de su debut, en esta ocasión se ha marcado un reto más ambicioso: "Nos gustaría luchar por la victoria en la categoría T1-S (vehículos derivados de serie). Por ganas e ilusión no quedará, eso seguro". Para intentarlo contará con un vehículo más potente y ligero que el de la pasada edición: un Mitsubishi Montero 3.2 diésel 'common rail' con más de 200 CV y neumáticos BF Goodrich.
El 4x4 preparado por ARC-Miracar dentro de la estructura de DKR Raid Service pasó el miércoles las obligadas verificaciones y ya está listo para la carrera. "El coche está intacto, precioso... no puedo ni mirarlo, porque me entran unas ganas tremendas de ponerme al volante y empezar a dar gas", reconoce Cristina Gutiérrez, que en esta 40ª edición irá acompañada por el experimentado copiloto Gabi Moiset.
La apasionante aventura dakariana comienza el 6 de enero y, tras recorrer más de 9,000 kilómetros por Perú, Bolivia y Argentina terminará el día 20 en Córdoba, donde confía en volver a subir al podio como 'finisher' por segundo año seguido.