Sus apariciones pilotando para el fabricante de vehículos deportivos de Suabia, en 1961 y 1962, dejaron recuerdos imborrables. Como dijo Gurney en alguna ocasión: "Fue realmente con Porsche con quien aprendí a conducir, porque me dieron coches que no se rompían constantemente y podía recorrer más rápido que nunca las distancias".
Gurney estaba considerado un talento muy completo en el campo del automovilismo: el estadounidense disfrutó de grandes éxitos a lo largo de su carrera y fue el primer piloto en ganar pruebas de Fórmula 1, NASCAR y de la Serie IndyCar, entre otras, incluso con su propio equipo. Con la invención del "ala Gurney" mejoró la eficiencia aerodinámica, al agregar un spoiler al alerón trasero. También fue el primer piloto en descorchar champán en el podio, lo que se convirtió luego en una tradición que ahora se imita en todo el mundo.
Porsche también le ayudó a encontrar una felicidad duradera en su vida privada, cuando en los años 60 se casó con Evi, antigua periodista alemana de automovilismo y secretaria del Jefe de Competencia de Porsche, Huschke von Hansteinn.