Renault muestra el nuevo motor de F1 con el que se retorna a la era turbo

Renault muestra el nuevo motor de F1 con el que se retorna a la era turbo

Renault ha presentado para los Fórmula 1 de la próxima temporada, adaptado a un nuevo reglamento que exige una arquitectura de 6 cilindros en uve, 1.6 litros de cubicaje y sobrealimentación simple, un nuevo motor con turbina y compresor únicos, que puede combinarse con potentes sistemas de recuperación de energía.

El nuevo motor supone regresar a la era en la que en la F1 imperaron los motores turboalimentados, en la que Renault fue el fabricante pionero con un motor de 1.5 litros que llegó a superar los 1,000 caballos de potencia.

Este nuevo motor ha sido concebido bajo las estrictas normas de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA), que se propone con el nuevo reglamento de motores una drástica reducción del consumo de combustible.

La FIA limita a 100 kilogramos el combustible disponible para la carrera (ilimitado en la actualidad) y un caudal máximo de combustible limitado a 100 kg/h, que ahora es ilimitado.

La potencia máxima del nuevo grupo motor superará la potencia actualmente de los V8 utilizados en los F1 y utilizarán un 35 por ciento menos de combustible.

El nuevo motor estará alrededor de los 600 caballos de potencia más los alrededor de 160 caballos de propulsión eléctrica procedente del sistema de recuperación de energía.

Renault anticipa que el sonido del nuevo motor es diferente al de los V8 actuales, aunque seguirá siendo alto. El sonido del nuevo motor es un sonido de motor turbo en lugar del de un motor atmosférico habitual: el turbo puede oirse cuando el conductor levanta el pie del acelerador y la velocidad del motor desciende, explica la marca.

El mundo de la Fórmula 1 recibió el estreno de Renault en la F1 con bastante escepticismo, ya que en 1977 el motor turbo atravesó momentos difíciles al introducirse por primera vez en esta competencia.

Se veía como salía el humo de los coches cuando se aceleraban los motores y estos problemas de fiabilidad hicieron que el primer Renault fuera apodado "la tetera amarilla".

Sin embargo, un par de años más tarde, el RS10 ganó el Gran Premio francés en 1979 y Renault empezó a ganar regularmente y su liderazgo en motores turbo no tardó en ser imitado por otros fabricantes.

Y de 1983 en adelante, se hizo imposible ganar una carrera de Fórmula 1 sin un coche con motor turbo.

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