"Lo anterior deja claro que la posibilidad de ganancias en apuestas sobre bonos soberanos de largo plazo de México se ha reducido de modo importante, al menos para el verano, en donde observaremos niveles de tasa de interés con propensión a mantenerse altos y con algo de volatilidad”, indicó.
En su reporte, el grupo financiero resaltó además que el peso mostró fortaleza en las primeras semanas de abril y la cotización frente al dólar llego a reducirse a niveles de 18.80 pesos por divisa verde.
Sin embargo, el resurgimiento de devaluaciones abruptas en el segmento emergente -principalmente en Turquía y Argentina- así como la menor tranquilidad de los inversionistas con relación a la trayectoria de inflación, podría elevar la cotización a 19 pesos.
“Hay importantes apuestas en el mercado de futuros de Chicago en favor del peso, pero consideramos que habrá una disminución en las siguientes semanas”, subrayó Invex Grupo Financiero.
Dijo que la presencia de información económica mejor a la esperada, tanto en Estados Unidos como en China, diluyó los temores de una recaída en el crecimiento y propició un ligero rebote de las tasas de largo plazo en Norteamérica.
Dicho incremento, de apenas 10 puntos base, fue contenido al final del mes por datos que muestran que el alza de los precios del petróleo y la menos mala situación económica no tienen repercusiones en la inflación.
Mientras que el mercado mexicano estuvo inmerso en esta tendencia global, enmarcada además por reportes corporativos que tuvieron un balance mixto contra lo esperado en ventas y utilidades que no alcanzaron las proyecciones en la mayoría de los casos.
Para Invex, el entusiasmo que se observó durante marzo se diluyó al reportarse una inflación mayor a la estimada en la primera quincena de abril.
A los participantes en el mercado les preocupa la trayectoria de la inflación subyacente -aquella que no mide los efectos de rubros volátiles como la energía y los alimentos-, pero además el alza del precio del petróleo y las gasolinas, lo que pudiera dar lugar a la persistencia de la inflación muy por encima del límite máximo de 4.0 por ciento establecido en el objetivo de política monetaria.