De esta manera, será posible, por primera vez, utilizar un solo sensor para realizar una frenada de emergencia automática que proteja de los peatones.
En el futuro se espera que estos sensores de radar adoptarán más funciones de ayuda al conductor, como aparcar de forma automática con la ayuda de sensores de ultrasonido, incluso estando el conductor fuera del coche, y podrán maniobrar por zonas de obras estrechas en las autopistas.
También, a partir de 2014, los conductores dispondrán de un asistente para atascos que, a baja velocidad, facilitará un guiado completamente automático, si bien el conductor seguirá manteniendo la responsabilidad final.
La demanda cada vez mayor de este componente ha hecho que Bosch se haya fijado el objetivo de producir 10 millones de sensores de radar en el horizonte de 2016.
Actualmente, esta empresa va a iniciar la fabricación en serie del sensor de radar de medio alcance, que tiene un ángulo de apertura de 45 grados y un alcance de hasta 160 metros.
Con este dispositivo se pueden realizar todas las funciones de frenada de emergencia y una regulación inteligente de la distancia y de la velocidad hasta 150 km/h.
Una variante para su uso en la parte trasera se fabricará a partir de 2014 y este sensor detectará los vehículos que se acercan por detrás a gran velocidad, por lo que podrán avisar cuando se quiere cambiar de carril y evitar así una posible colisión.
Con un ángulo de apertura de 150 grados, este sensor cubre un amplio campo visual.
Sobre esta línea de producción, Bosch acaba de alcanzar la cifra de un millón de sensores de radar de 77 GHz de banda de frecuencia fabricados, después de 13 año de dedicarse a la producción de este componente tecnológico.
Se parte de la base de que el punto de referencia más importante en el tráfico vial es el vehículo precedente, a la distancia que se encuentra y a la velocidad que circula.
El conductor solo puede calcular estos datos de forma aproximada, pero los sensores de radar los miden con total exactitud hasta 20 veces por segundo.
Este es el argumento por el que los sensores de radar se han convertido en el componente principal de un gran número de sistemas de asistencia al conductor, ya que mantienen automáticamente la distancia de seguridad y, en situaciones críticas, avisan al conductor y frenan el vehículo automáticamente.