La historia de Pedro Lamy, la luz al final del túnel

La historia de Pedro Lamy, la luz al final del túnel

La campaña Great Fightbacks de Dunlop revela las 10 hazañas más grandes de la historia del motorsport donde los pilotos protagonistas demuestran perseverancia, determinación y compromiso para volver a la cima.

Los fans del deporte de motor de toda Europa tienen la oportunidad de votar su historia favorita en www.greatfightbacks.com/es desde el 21 de enero de 2016 hasta el 29 de febrero. Además, podrán opinar y debatir en redes sociales a través del hashtag #GreatFightBacks. Durante estas semanas, Dunlop irá desvelando las diez historias por orden cronológico y animará a los aficionados del deporte de motor a que elijan cuál es su historia de superación favorita.

A continuación el relato de la hazaña de Lamy contada por Sam Smith:

Pedro Lamy, la luz al final del túnel

24 Horas de Nürburgring 

Pedro Lamy emergió de aquel terrorífico accidente durante los entrenamientos en mejor estado que su carrera profesional en la F1. Felizmente, descubrió que había vida más allá de los Grandes Premios.

Cuando vives una situación tan traumática como verte atrapado en un chasis en llamas dentro de un túnel en una mañana primaveral en Silverstone, es complicado que no suponga un punto de inflexión en tu carrera.

El piloto de 22 años Pedro Lamy, que acababa de embarcarse en su sueño de convertirse en un gran piloto, empezaba a perder el conocimiento en el momento que su compañero de equipo Johnny Herbert se asomó a la oscuridad de aquel túnel en aquella mañana de mayo del 94.

Antes de esta maniobra, Lamy surfeaba sobre un tsunami. Ganador del campeonato de Fórmula 3 en 1992, continúo su éxito al año próximo a los mandos de un competitivo a la vez que salvaje Fórmula 3000. Ese mismo año surgió una oportunidad en Monza con el decadente equipo F1 de Lotus, con quién finalizó la temporada mostrando ritmo, compromiso y una vena demasiado impetuosa.

Joven, inexperto, pero con el potencial suficiente para ganarse una oportunidad en primera línea, Lamy tenía el mundo a sus pies, pero el desastre se aproximaba de manera irremediable. Todo ocurrió en la primavera de 1994.

“Mi accidente fue realmente horroroso. Me rompí ambas piernas y estuve en el hospital una larga temporada. Fue un momento muy difícil”, dice Lamy. “Todo ocurrió justo después de Mónaco, donde rendimos homenaje en la parrilla a Ayrton (Senna) y Roland (Ratzenberger). Antes de esto, Wendlinger también había sufrido un accidente. Unos días después me tocó el turno a mí.”

Una rotura del alerón trasero, probablemente causada por los cambios en el reglamento respecto a los niveles de carga aerodinámica posteriores a los accidentes de Imola, lanzó al desafortunado Lamy contra la barrera en la frenética curva Abbey.

A esto le siguió un verano repleto de operaciones para recuperar sus maltrechas piernas y rodillas, pero a finales de otoño fue capaz de probar con Minardi. A mediados de 1985 volvía a la parrilla, pero su único momento estelar llegó con el punto conseguido en un Gran Premio de Australia marcado por los abandonos. El final de su carrera en la F1 llegó al finalizar la temporada, a la edad de 24 años.

"Yo estaba realmente molesto en la F1, por lo que no me apetecía estar allí más, quería disfrutar de la vida. Por eso me cambié a  GT", dice Lamy. "Al principio fue duro empezar en los puestos de atrás. Fui a Schübel, que estaban corriendo con Porsche. Bob Wollek fue mi primer compañero de equipo, pero no tenían mucho presupuesto. Era 1997 y en Suzuka realicé una gran carrera con el equipo Porsche (con Allan McNish y Yannick Dalmas), donde todo salió bien. Fue entonces cuando me di cuenta de que había vida más allá de la F1".

El momento parecía que había vuelto de nuevo a la carrera del piloto portugués cuando alcanzó un acuerdo con ORECA para correr con un Viper en 1998. La llegada de cierto éxito, unido a un segundo puesto en la clase Le Mans, atrajo las miradas de Mercedes, aunque finalmente la temporada del 99 resultó francamente decepcionante.

Desde aquel momento, visitó el podium de Le Mans hasta en seis ocasiones, pero esos éxitos se han quedado en nada comparados con los conseguidos en las 24 Horas de Nürburgring. Cinco victorias entre 2001 y 2010 lo alzaron como el “Tom Kristensen del Grüne Hölle”.

“Gané por primera vez en Nürburgring en 2001 con Zakspeed, y fue un momento realmente especial en mi carrera”, dice Lamy. "No había quedado satisfecho con Mercedes en DTM. Tuve buenos momentos con Zakspeed y disfrutaba ganando, lo que me hizo renacer. Las tres victorias conseguidas posteriormente con BMW fueron fantásticas también, porque había un gran desarrollo en el M3 GTR y en el GT2. Hicimos un gran trabajo con Schnitzer y el equipo Dunlop, y conseguimos llegar a un altísimo nivel, que es lo que se merece un lugar como el Nordschleife”.

Lamy es un hombre orgulloso y puede presumir de una de las más diversas y exitosas carreras de la época moderna. Una última oportunidad de destacar le llegó de la mano del proyecto LMP1 de Peugeot, aprovechando para alcanzar dos segundos puestos en Le Mans en 2007 y 2011. Más allá de los resultados, demostró que podía hacer frente a los jóvenes Stéphane Sarrazin, Sebastien Bourdais y Simon Pagenaud.

En 2015, Pedro Lamy fue un elemento básico de la temporada de Aston Martin en el Campeonato del Mundo de Resistencia, que compite en la clase LM GTE-Am con un V8 Vantage. Sin embargo, con 43 años, no echa nada de menos al mirar atrás en su amplia carrera.

"Estoy orgulloso de todo lo que he hecho y ganar en Nürburgring tantas veces me hace realmente feliz. Pero si soy honesto, no me importa qué circuito sea, hacer esto es lo que realmente me hace sentir bien, dar el máximo sobre una pista de carreras y, sobre todo, mirando hacia el futuro, jamás hacia el pasado”.

Para participar en esta campaña entra en: www.greatfightbacks.com/es

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