¿Qué es la cultura vial y cuál es su importancia?

¿Qué es la cultura vial y cuál es su importancia?

De acuerdo con el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en nuestro país 16,000 personas pierden la vida anualmente en eventos de tránsito.
Transito

El mismo Instituto advierte que, en su mayoría, estos incidentes se hubieran podido evitar, ya que 85% se deben a errores humanos, como en el caso de choques y atropellamientos, mientras que el resto son acontecimientos fortuitos como problemas en el camino, condiciones climatológicas adversas o averías en los vehículos. Lamentablemente, la mayoría de estos decesos corresponde a personas jóvenes.

Por todo lo anterior, en esta ocasión nuestro artículo del mes se concentrará en las bases de la cultura vial. Nuestro objetivo es explicar exactamente en qué consiste y por qué es fundamental fomentarla entre niños y jóvenes, ya que esto permitirá mejorar su seguridad y facilitar una convivencia armónica en la vía pública.

¿Qué es la Cultura vial?

La cultura vial –o educación vial– es el conjunto de competencias, reglas y normas de comportamiento que toda persona debe conocer y observar cuando haga uso de la vía pública, sin importar su medio de desplazamiento. Su implementación efectiva es indispensable para garantizar la convivencia armónica entre los usuarios. Pero no sólo eso: además, puede ser el principio de prácticas de movilidad más responsables con el medio ambiente, lo cual redundará en el mejoramiento de la salud de la población.

El objetivo de la cultura vial es promover la movilidad segura y sustentable de todos los que ocupamos la vía pública, garantizando nuestra protección y libre tránsito. Para alcanzarlo, es necesario que todos conozcamos los derechos y obligaciones que adquirimos como automovilistas, motociclistas, ciclistas, operadores de transporte de carga, usuarios del transporte público y peatones, así como las características propias de la vía pública, los factores de riesgo a los que estamos expuestos y las medidas que podemos tomar para evitar ponernos en peligro.

Factores de riesgo

Factor humano

Éste es el factor de riesgo más frecuente y variado, pero al mismo tiempo el más prevenible, porque podemos ejercer un mayor control sobre él. Por ejemplo, si todos los conductores evitáramos circular a exceso de velocidad y manejar bajo los efectos del alcohol, eliminaríamos de tajo cientos de miles de accidentes de tránsito, incluidos miles de decesos.

Asimismo, con sólo obedecer las señales de tránsito, concentrar nuestra mirada en el camino y evitar el uso del celular, también le restaríamos muchos miles de accidentes a las estadísticas. Aún más: si lográramos reducir el estrés al conducir y así evitar comportamientos agresivos, además de abatir una parte de los incidentes, generaríamos un espacio más seguro y amable para todos.

Como puedes ver, todas y cada una de estas conductas son totalmente realizables. Sólo requieren de buena voluntad, el deseo de llevarlas a cabo y, desde luego, una sólida cultura vial.

Factor mecánico

Si un vehículo no se halla en condiciones óptimas para su buen funcionamiento (si presenta desajustes del motor, niveles bajos de aceite o gasolina, frenos deteriorados, llantas gastadas, limpiaparabrisas averiados, etcétera), nuestro control y capacidad de maniobra disminuyen, especialmente bajo la lluvia. Si bien es cierto que cualquier automóvil puede fallar en el momento menos oportuno, es necesario implementar medidas preventivas, hacer revisiones constantes y tener un programa de mantenimiento para reducir al máximo la probabilidad de vernos involucrados en un accidente a causa de una avería mecánica.

Factores externos

Hay fenómenos que están fuera de nuestras manos: condiciones atmosféricas adversas como tormentas, nubes de polvo o niebla; percances naturales como derrumbes o hundimientos; mala infraestructura como semáforos defectuosos, falta de señalización o mal estado de calles, avenidas y carreteras. Debemos estar alertas ante ellos porque también pueden propiciar un siniestro vial.

Conducta vial para todos

Quienes compartimos el espacio público debemos poner de nuestra parte para desarrollar una cultura vial que nos beneficie a todos. La responsabilidad no recae sobre un solo grupo en específico: un automovilista que no atiende a la señalización, lo mismo que un peatón distraído viendo su celular en lugar de fijarse en el semáforo, ponen en riesgo su vida, pero también la de otros peatones y automovilistas.

Es cierto que la cultura vial que debemos mostrar como peatones es distinta a la que ejercemos como pasajeros de un transporte público o como conductores, pero es igualmente importante. En última instancia, todas las buenas prácticas operan en conjunto para hacer posible la seguridad de todos.

Educación vial en la niñez

La familia es la primera escuela de un ser humano. Conforme crecen, los pequeños imitan a sus padres, hermanos, tíos y abuelos y así forman hábitos. Por ello, es de suma importancia que pongamos atención a nuestra cultura vial, de manera que los niños aprendan las reglas desde muy pequeños. Así, se conducirán con precaución de manera natural a lo largo de toda su vida, sobre todo cuando llegue el momento de asumir la responsabilidad de un volante.

Tal como asegura la ONU, cuando los adolescentes comienzan a manejar, se convierten en centinelas de la cultura vial si crecieron conociéndola y respetándola. Criar a los niños con hábitos seguros, empáticos y sustentables es, en definitiva, la mejor inversión para su futuro y el de la movilidad de su entorno.

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