En 1957, el Borgward Group era el segundo mayor exportador de automóviles de Alemania

En 1957, el Borgward Group era el segundo mayor exportador de automóviles de Alemania

A poco de terminada la guerra, el comercio exportador comenzó a impulsar la industria automovilística alemana hasta su actual posición dominante. Para 1961, la República Federal era el segundo mayor exportador de automóviles, con ventas al exterior de un millón de vehículos al año. Ya en 1959 las exportaciones eran responsables del 50.7 por ciento de la producción total. Fue esta demanda extranjera la que en un principio posibilitó que la industria automotriz alemana desarrollara su enorme capacidad de producción.

Antes de 1954, el Borgward Group abastecía exclusivamente al mercado doméstico. Sin embargo, para 1957 se había transformado en el segundo mayor exportador de automóviles de Alemania, detrás de Volkswagen, con ventas al exterior de 6,232 unidades. Al año siguiente esta cifra creció hasta las 11,363 unidades, equivalentes al 72 por ciento de la producción total de Borgward. Esto puso al fabricante de vehículos con sede en Bremen muy por delante del resto de la industria automovilística alemana, la cual tenía una cuota promedio de exportación del 48.2 por ciento.

Apenas terminada la guerra, Carl F. W. Borgward comenzó a establecer plantas de ensamblaje en Argentina, Brasil, Indonesia, España y Sudáfrica. A menudo, éstas operaban en el denominado "modo CKD" (ensamblaje completo). Esto significaba la exportación de partes individuales a un mercado específico, donde eran ensambladas para dar forma al vehículo terminado que luego se vendía.

Hubo otras plantas de ensamblaje de Borgward en Chile, México, Irlanda, Amberes y Australia, en Hartnett-Lloyd. Asimismo, Borgward fundó su propia empresa de ventas en Estados unidos., la Borgward Motors Corporation, cuya sede se ubicó en Boston. En su carácter de astuto empresario, Carl F. W. Borgward rápidamente se dio cuenta que aumentando la producción lograría bajar los costos por unidad y que las exportaciones permitirían a la empresa comercializar sus vehículos a un precio más barato. Al mismo tiempo, las mayores exportaciones ayudarían a amortiguar el enlentecimiento del mercado doméstico durante el invierno alemán, de modo que la producción se podría extender de modo uniforme a lo largo de todo el año. Durante los años cincuenta y sesenta, la demanda de automóviles en Alemania solía caer tanto durante el invierno que la mayoría de los fabricantes locales se veía forzada a recortar turnos o fabricar para stock. Como empresario responsable, Carl F. W. Borgward invariablemente optó por la segunda línea de acción, aunque esto implicaba disponer de una importante suma de capital. Sin embargo, durante los años cincuenta, las exportaciones compensaban exitosamente esta baja invernal.

El Borgward Group consolidó rápidamente su posición en el mercado exportador. En el mercado de automóviles y camiones con una carga útil de hasta una tonelada métrica, la distintiva insignia de Borgward, en forma de diamante, fue pronto una fuerza dominante en Suecia, Países Bajos y Noruega. A partir de fines de los cincuenta, las exportaciones a países no europeos, tales como Estados unidos, Canadá y Sudáfrica, también aumentaron en importancia.

En el mercado estadounidense resultaron especialmente populares los automóviles compactos fabricados en Alemania, que demostraron ser un gran éxito entre los viajeros que buscaban un segundo o incluso un tercer vehículo. Sin embargo, los fabricantes de Estados Unidos reaccionaron rápidamente y para 1959 habían comenzado a fabricar sus propios vehículos de esta clase. Como resultado de ello, las exportaciones alemanas al mercado de Estados Unidos se redujeron en 115,340 vehículos en 1960, lo que representó una baja del 19 por ciento. Con su importante cuota de exportación, Borgward resultó especialmente afectada por esta baja.

No obstante, con su decidido enfoque en las exportaciones y su deseo de conquistar mercados en todo el mundo, en los años cincuenta Borgward se encontraba muy por delante de su tiempo. Y hoy en día, para Borgward la necesidad de conquistar mercados en todo el mundo sigue siendo el principal desafío del siglo XXI.

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