En cuanto a normativa, las diferencias entre la configuración WRC de tierra y de asfalto son mínimas, pero vitales. “El mayor reto está en la suspensión,” añadía Fregosi. “Utilizamos piezas más ligeras que nos permiten reducir la distancia al suelo. La cinemática también se adapta a las llantas de 18″. Las llantas grandes significan que aumentamos el diámetro del disco de freno y utilizamos mordazas refrigeradas por agua. También debemos mencionar la protección de chasis más ligera. En cuanto a la aerodinámica, ahora tenemos la capacidad de adaptar la parte inferior del parachoques delantero específicamente para asfalto”.
“Durante esta primera sesión, hemos trabajado en especial en la programación del diferencial central,” explicaba el ingeniero. “El objetivo es distribuir potencia entre los ejes delantero y trasero según la situación. Naturalmente, los reglajes serán diferentes entre una superficie y otra. Los pilotos también han podido evaluar los efectos de los parámetros mecánicos, como la dureza de los amortiguadores, la barra antivuelco y el diferencial. En conjunto, los resultados han sido positivos y sabemos dónde estamos. Una vez más, la fiabilidad de los coches nos ha permitido hacer muchos kilómetros”.
“Es emocionante pilotar el WRC sobre asfalto por primera vez,” decía Kris Meeke. “Citroen Racing ha hecho coches muy buenos para esta superficie y creo que esta vez no será una excepción. Sobra asfalto, se pueden sentir realmente los cambios introducidos como resultado de la nueva normativa, como la mayor potencia, el ancho aumentado, la potencia de los frenos…. Seguimos con el programa previsto y cada test nos enseña un poco más. Cada fase del proyecto es tan emocionante como la anterior”
Ahora con dos chasis dedicados a los tests de desarrollo, Citroen Racing intensificará su programa de pruebas durante las próximas semanas. Tanto sobre tierra como sobre asfalto, los ingenieros y pilotos están centrados en su principal objetivo, el Rally de Montecarlo el 16 de enero de 2017.