Venezuela, una nueva piedra en el zapato para Obama

Venezuela, una nueva piedra en el zapato para Obama

Venezuela, que simplemente iba a ser testigo del histórico encuentro entre los líderes de Cuba y Estados Unidos tras el anuncio del deshielo entre ambos países, podría convertirse en protagonista en la Cumbre de las Américas, y en la nueva piedra en el zapato para Washington.

"No tenemos intención de abordar el tema de Venezuela en la cumbre. La cumbre es una discusión regional, hemisférica. No tenemos intención de hablar sobre un país específico", manifestó la semana pasada la secretaria adjunta para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Roberta Jacobson.

Pero aunque Washington quiera evitarlo, las sanciones impuestas hace un mes contra funcionarios venezolanos y la declaración de que Venezuela representa una "amenaza inusual" para Estados Unidos provocaron una fuerte repercusión no sólo de parte de Caracas, sino del resto de Latinoamérica.

El presidente venzolano Nicolás Maduro, que denuncia desde hace tiempo la injerencia de Estados Unidos en su país, endureció el tono y anunció que llevará una declaración con millones de firmas a Panamá para pedirle a Obama que derogue la orden ejecutiva.

"Tenemos el apoyo de todo el mundo. Una cosa extraordinaria nunca antes vista, diciéndole a Obama: 'deroga el decreto ya'", afirmó Maduro, que acusa a Washington de apoyar a la oposición de su país y de buscar su derrocamiento.

"Obama estará en una situación desagradable (en Panamá). Piensa que va a una fiesta, pero está yendo a un linchamiento. Quizá no a un linchamiento, pero al menos a una paliza", consideró Jaime Suchlicki, director del Instituto Para Estudios Cubanos y Cubano-Esta dounidenses en la Universidad de Miami.

"El mensaje será no intervenga en Venezuela (...), lo que hace está mal, Venezuela es un país libre y soberano", agregó el experto.

Las críticas a las sanciones de Estados Unidos llegaron de todas partes, desde el bloque de países aliados a Caracas como el ALBA a foros regionales más amplios como la CELAC. El principal cuestionamiento es por el tono usado por la administración Obama.

"El lenguaje que utiliza no constribuye al diálogo", indicó recientemente Vanessa Rubio Márquez, subsecretaria para América Latina y el Caribe de México, en una sesión extraordinaria de la OEA, donde junto a otras delegaciones instó a ambos países al diálogo bilateral.

La Unasur también expresó su apoyo a Caracas y su secretario general, Ernesto Samper, aseguró que hay una voluntad democrática en Venezuela, pese a las acusaciones de que el gobierno de Maduro reprime a la oposición, que cuenta con varios de sus líderes detenidos.

"Hay voluntad de ir a las próximas elecciones (para la Asamblea Nacional), pero hay que respaldar la legitimidad del presidente Maduro. Ante cualquier tipo de amenazas, hay que dejar claro que Unasur no aceptaría una ruptura de la estabilidad democrática o una conspiración contra la estabilidad democrática", manifestó en una entrevista con la televisión estatal argentina.

La contracara de este masivo respaldo a Caracas será la presencia en Panamá de varios políticos de derecha iberoamericanos, quienes presentarán un documento en el que denuncian la existencia de una "alteración democrática" en Venezuela.

El texto, firmado entre otros por ex presidentes como el español José María Aznar, el chileno Sebastián Piñera, los mexicanos Felipe Calderón y Vicente Fox o el colombiano Álvaro Uribe, demanda que se construya una alternativa a la crisis venezolana, pide la puesta en libertad de presos políticos, así como el restablecimiento del ejercicio de derechos fundamentales.  

El consenso pasa entonces por el pedido de diálogo. De hecho, la canciller panameña, Isabel Saint Malo, dijo que espera que la cita en su país pueda servir para bajar las tensiones. "Panamá será facilitador del diálogo", declaró este martes en una entrevista con la televisora TVN.

El gobierno estadounidense ya aseguró que fue "malinterpretado" y niega estar detrás de un golpe para derrocar al presidente venezolano. "Esto no es el preludio de una invasión. No estamos buscando desestabilizar o derribar al gobierno de Nicolás Maduro", aseguró Michael Fitzpatrick, representante de Washington en la OEA.

La foto más esperada en Panamá será la de Obama dándole la mano a su homólogo cubano Raúl Castro, pero la atención estará centrada también en cómo será su encuentro con Maduro.

El presidente venezolano, que enfrenta en su país una fuerte crisis, agravada por la caída del precio del petróleo, dio incluso a entender que estaría dispuesto a sentarse frente a Obama a conversar.

"Si el presidente Obama quiere apretar esta mano de un venezolano, un patriota, hijo de Hugo Chávez, estoy listo para hablarle a los ojos en términos de igualdad", aseguró.

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