La portavoz del Departamento de Energía, Shaylyn Hynes, dijo hoy a Efe que Estados Unidos "está preparado para utilizar sus reservas estratégicas de petróleo si resulta necesario con el fin de compensar cualquier interrupción en los mercados petroleros como resultado del acto de agresión" en Arabia Saudí.
Dos refinerías saudíes de la petrolera estatal Aramco, la principal del mundo, fueron atacadas con diez drones el sábado, lo que ha supuesto una reducción de cerca del 50 por ciento en su producción, aunque Riad ha asegurado que cubrirá la demanda de sus clientes con inventarios.
Los ataques fueron reivindicados por los rebeldes hutíes yemeníes, apoyados por Irán; pero, el sábado, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, responsabilizó directamente a la República Islámica.
Ante el posible impacto económico de esos incidentes, Washington ha comenzado a coordinarse con la Agencia Internacional de la Energía (AIE), un organismo creado tras de la crisis del petróleo de 1973, para ver qué "posibles opciones están disponibles en caso de que se necesite tomar una acción colectiva global", detalló la portavoz del Departamento de Energía estadounidense.
Ese departamento controla la Reserva Estratégica de Petróleo (SPR, por sus siglas en inglés), que cuenta con la mayor provisión de crudo para casos de emergencia de todo el mundo.
Esas reservas de petróleo, propiedad del gobierno de Estados Unidos, se encuentran en unas enormes cavernas subterráneas en la costa del Golfo de México, específicamente en los estados de Texas y Luisiana.
Esa reserva fue creada en 1975 después del embargo árabe de petróleo que elevó los precios y perjudicó la economía estadounidense. Su objetivo es evitar futuras interrupciones en el suministro de crudo y servir como una "herramienta de política exterior", de acuerdo a la web del Departamento de Energía.
Actualmente, Estados Unidos tiene guardados 630 millones de barriles para casos de emergencia, detalló un alto funcionario del gobierno, que pidió el anonimato.
Desde que este sábado se produjeran los ataques contra las refinerías saudíes, el gobierno de Trump ha adoptado una posición agresiva, culpando directamente a Irán y respaldando "el derecho de Arabia Saudí a defenderse".
Tanto Riad como Washington acusan a Teherán de financiar y armar a los insurgentes hutíes del Yemen en violación del embargo de armas de la ONU, aunque el Gobierno iraní defiende que su es solo político y de asesoramiento.
La guerra en el Yemen es escenario de un pulso de poder entre Teherán y Riad. El conflicto se recrudeció en marzo de 2015 con la intervención de la coalición árabe liderada por Arabia Saudí y apoyada por Estados Unidos contra los rebeldes hutíes, que cuentan con el respaldo de Irán.