Enseñanzas de la Covid-19 en materia de movilidad

Enseñanzas de la Covid-19 en materia de movilidad

La Covid-19 ha cambiado muchos aspectos de nuestra vida cotidiana. La movilidad no es una excepción. El encierro prolongado, así como las nuevas medidas de sana distancia, han hecho patente el estrecho vínculo que existe entre nuestra salud y la forma en la que nos transportamos.
Movilidad Covid-19

También nos ha concientizado sobre la urgencia de replantearnos muchos de nuestros viejos hábitos de traslado. En este artículo nos hemos propuesto enumerar diversas enseñanzas viales y de movilidad que hasta ahora nos ha dejado la pandemia.

Disminución de muertes por accidentes automovilísticos

De acuerdo con datos publicados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en alianza con Grandata, actualmente México es uno de los países latinoamericanos en los que más se ha reducido la movilidad desde que apareció el primer caso de coronavirus en la región. Según este informe, en nuestro país el récord de movilidad mínima se alcanzó el pasado 11 de julio, cuando se redujo hasta un 47 por ciento en comparación con los datos recabados el 1 de marzo. Por si fuera poco, a pesar de que las restricciones comerciales y sociales se relajan paulatinamente a medida que disminuye la incidencia de contagios y muertes, la tendencia de movilidad hasta este momento no ha cambiado mucho.

Ahora bien, a diferencia de lo que parece estar ocurriendo en algunos países europeos, como Francia y España, la concurrencia de accidentes viales en México sigue una tendencia proporcional a la de la movilidad. Por ejemplo, en la Ciudad de México, durante abril, y a pocos días de que comenzara la Jornada Nacional de Sana Distancia, el número de incidentes viales se redujo un 59 por ciento en comparación con el de febrero, el mes con más accidentes viales en lo que va del año. Estos datos, contrastados con la experiencia europea, parecen perfilar un elemento vial decisivo en lo que toca al riesgo de sufrir un percance vehicular: la velocidad.

El factor velocidad

La Organización Panamericana de la Salud indica que hay un consenso general acerca del lugar predominante que ocupa el exceso de velocidad como factor de riesgo en la movilidad. Evidentemente, la disminución de la afluencia vehicular y la suspensión provisional de programas de controles viales en las principales avenidas del país, como el Programa de las Fotocívicas en la capital, es un gran caldo de cultivo para la velocidad excesiva. Sin embargo, si se respetan las velocidades permitidas, el riesgo no tiene por qué aumentar. Ésta es una de las primeras enseñanzas que nos ha dejado la pandemia: si observamos las reglas puntualmente, en especial las que conciernen a los límites de velocidad, y somos prudentes en el manejo, podremos disminuir la incidencia de muertes causadas por accidentes viales hasta los niveles previstos en uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015-2030) de las Naciones Unidas.

Cambios de conducta en traslados cortos

Hace dos años, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el 3 de junio como el Día Mundial de la Bicicleta. Esta fecha sirve para refrendar la vigencia de este medio de transporte y concientizar sobre los beneficios que aporta tanto en términos de ecología, como de la salud. Este año, el 3 de junio volvió a tomar relevancia debido a las campañas de concientización y los foros que tuvieron lugar en Quito, Ecuador, donde se promocionó como el mejor medio de transporte para enfrentar la crisis del COVID-19.

Una de las principales ventajas que ofrece la bicicleta en tiempos de pandemia es que disminuye la posibilidad de contagio, ya que permite el distanciamiento social. La bicicleta es un medio de transporte individual y económico, y su empleo asegura en gran medida que el conductor no respire las partículas virales que se dispersan en el aire. Además, como cualquier otro ejercicio, su uso ayuda a prevenir el riesgo de sufrir enfermedades potencialmente mortales, como cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diversos tipos de cáncer y dos condiciones asociadas a la comorbilidad que empeora el diagnóstico en enfermos de coronavirus: la hipertensión y la diabetes.

La OMS recomienda que los jóvenes de entre 5 y 17 años realicen una actividad física vigorosa, –como andar en bicicleta, correr o jugar futbol– al menos durante una hora diaria. Para las personas de entre 18 y 65 años se sugieren 150 minutos de actividad física moderada a la semana –bailar, caminar a paso ligero o realizar tareas domésticas–, o bien, 75 minutos de actividad vigorosa en el mismo periodo. Andar en bicicleta durante al menos 10 minutos al día contribuye a mejorar la salud. Por eso, en la medida en la que retomes tus actividades cotidianas, considera remplazar tu automóvil por la bicicleta cuando recorras distancias cortas.

Un esfuerzo comunitario puede rendir muchos frutos

La Covid-19 nos demostró que todos compartimos la responsabilidad en el cuidado de nuestra salud y del medio ambiente. En diferentes escalas, todos podemos contribuir al cambio: usando cubrebocas para cuidar a los demás, respetando las medidas de sana distancia y ayudando a quienes, por diversas razones, han visto su economía afectada. En el ámbito vial, la aparición de esta desastrosa enfermedad nos ha enseñado que los valores más exitosos para prevenir accidentes son la empatía y la solidaridad.

En la Nueva Normalidad, respetar las reglas de tránsito (como el uso del cinturón de seguridad, mantener los límites de velocidad, no ingerir sustancias que puedan alterar nuestra percepción y dar preferencia de paso al personal médico), utilizar medios de transporte alternativos que reduzcan nuestro impacto ambiental, velar por nuestra propia salud y revalorar los esfuerzos de paramédicos, policías y todo el personal de primera línea, deben fungir como los fundamentos de una sociedad más unida y consciente.

La experiencia de la Covid-19 finalmente ha vuelto a enseñarnos una verdad imperecedera: cuidar de los demás es cuidar de uno mismo.

Cargando...
Load next