El patriarca de Volkswagen combate hasta el final

El patriarca de Volkswagen combate hasta el final

Asaltos al poder, inquinas personales, alianzas secretas: la alemana Volkswagen vive una verdadera telenovela seguido con sorpresa desde todo el mundo. Y sus claves se esconden en Ferdinand Piëch, el patriarca de la mayor automotriz de Europa.

Temido y admirado, obsesivo del poder y de los coches, el jefe del consejo de vigilancia del grupo abrió una guerra interna hace 15 días al asegurar que se había "distanciado" del director ejecutivo, Martin Winterkorn.

La frase podía sugerir una crítica sutil, pero viniendo de boca de Piëch, famoso por aplastar a posibles rivales con pocas palabras, fue calificada de "ejecución" por la prensa y planteó un interrogante en torno al futuro de Winterkorn que sigue abierto hasta hoy.

¿Qué provocó la condena a Winterkorn, un ejecutivo más que exitoso desde su llegada a la cima de Volkswagen en 2007, considerado hasta ahora una suerte de "hijo adoptivo" de Piëch y su posible sucesor? Muchos apuntaron a la personalidad del poderoso patriarca.

"No se trata de una diferencia de estilo ni de trato personal. Ferdinand Piëch está siguiendo un patrón de comportamiento", analizó en la revista "Der Spiegel" el experto en liderazgo Ulrich Goldschmidt sobre el directivo de 78 años.

"Es un patrón de comportamiento frecuente en personalidades exitosas y acostumbradas al poder que no soportan quedar a la sombra del éxito de otro y sentir que ya no pueden dirigir en soledad", añadió.

La descripción se aplica perfectamente a la historia de Piëch, principal heredero de una saga familiar que se remonta a su abuelo Ferdinand Porsche, el legendario fabricante de coches y creador del "escarabajo" de Volkswagen.

Una conocida foto muestra al pequeño Piëch mirando extasiado un Porsche de juguete sostenido en las manos por su abuelo. Pasaron siete décadas, pero la fascinación por los coches se mantuvo y el directivo convirtió Volkswagen en la obra de su vida.

El ingeniero de formación llegó al grupo de Wolfsburgo tras pasar por Porsche y Audi. Fue director ejecutivo de 1992 a 2002 y luego jefe del consejo de vigilancia, cargo que debería ocupar hasta 2017. Su familia controla el 50,73 por ciento de acciones de la automotriz.

En su autobiografía describió la receta que lo guió para convertir a Volkswagen en la mayor automotriz de Europa y la segunda del mundo.

"La idea de un equipo interno muy bien dotado de entre cinco y diez personas, cuya coordinación depende a su vez de una única figura, me acompañó toda la vida. Para mí es la receta más importante para sacar ventaja a la competencia", escribió.

No está claro si Winterkorn perturbaba ahora ese esquema. O si Piëch quería hundirlo para no legar a un extraño su imperio personal y poder instalar en cambio como sucesora a su propia mujer, Ursula, como creen algunos analistas.

Lo que sí es cierto es que Piëch sufrió un desacostumbrado revés en su primer intento de desbancar a Winterkorn.

La semana pasada, el núcleo duro del consejo de vigilancia le dio la espalda, respaldó al ejecutivo de 67 años e incluso propuso prolongar su contrato más allá de 2016 para que siga dirigiendo la empresa "de forma tan activa y exitosa como hasta ahora".

Muchos advirtieron entonces que el patriarca había perdido una batalla, pero no la guerra. Y la frase pareció confirmarse hoy cuando el "culebrón" de Volkswagen volvió a las portadas de la prensa ante rumores de que Winterkorn sería destituido en cuestión de días.

"No impulso la destitución de Martin Winterkorn", dijo Piëch en un rápido desmentido. Pero la biografía del patriarca demuestra que las derrotas no son lo suyo y que luchará hasta el final para imponer sus objetivos.

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