Michelin convirtió la compañía en uno de los principales fabricantes de neumáticos del mundo durante los 47 años que estuvo al frente de la misma. Fue nombrado para ese puesto por su abuelo, Edouard Michelin, uno de los cofundadores de la empresa.
En 2002, François Michelin cedió el testigo a su hijo Edouard, pero este se ahogó cuatro años después mientras practicaba pesca deportiva en alta mar. Desde entonces ningún otro Michelin ha estado al frente de la compañía de Clermont-Ferrand.
A François Michelin se le consideraba como el último gran patriarcas de los negocios franceses y el más reservado de todos. Sin embargo, su estricto forma de dirigir la empresa también cosechó críticas.
La compañía no dio detalles sobre las causas de su muerte.